martes, 15 de abril de 2014

Ex-hacienda La Goleta



De las 5 haciendas que conformaban el latifundio, de esta es de la que más se ha escrito, tanto por parte del gobierno municipal, como del estatal y del instituto mexiquense de cultura, (Gobierno del Esatdado de México. Hacienda la Goleta. http://portal2.edomex.gob.mx/edomex/estado/cultura/arquitectura/Colonial/EDOMEX_024322), sin embargo, en todo momento se cita como fuente a Iñigo Laviada. (1984) Vida y muerte de un latifundio. Porrúa, México, mismo que tengo a la mano para redactar estas líneas.
La hacienda de la Goleta fue formada en el siglo XVII en la jurisdicción de lo que hoy es el municipio de Soyaniquilpan, cerca del centro de pueblo de San Agustín Buenavista.

El diccionario define “Goleta: pequeña embarcación de dos palos”. Al preguntar a algunos de los actuales dueños de lo que queda del casco, me comentaron haber recibido la tradición oral de que se le nombró de esta manera porque el territorio que la conformaba asemejaba un barco. También pregunté si llevaba adicional algún nombre cristiano, y, cosa rara, no lo tuvo. En la capilla rige el altar la imagen del “Sagrado Corazón de Jesús”.
La Goleta era parte del latifundio conformado por las hacendad de San Antonio Tula, San José del Marqués, éstas hoy en el Estado de Hidalgo, Calpulalpan y Tandejé, en el Estado de México.
La construcción del casco muestra una estructura simétrica, bien proporcionada, con su entrada principal diseñada con base en 10 arcos de medio punto al frente y uno a cada lado dejando ver claroscuros.


En la parte superior una garita en cada esquina, y entre ellas, al centro, una cruz labrada en piedra indicando el pórtico hecho con madera. Sobresale un pequeño campanario, que es parte de la capilla. 

A la derecha de la entrada, balcones con barandillas de hierro forjado.
Un portón de madera daba acceso a los patios interiores. En su interior, patios y jardines espaciosos; las habitaciones amplias, todas ellas con cornisas pecho de paloma.



Se complementa la obra con edificaciones hechas para utilizarlas como graneros, caballerizas, tinacales, molino y un acueducto de aproximadamente 5 km, que conducía el agua procedente del manantial de Mexicaltongo.
En el patio exterior aún se aprecia la atrajea para bebedero de los animales y un añoso fresno.



Los límites que la hacienda tenía eran: al oriente San Antonio (Tula), al sur Tandejé y Soyaniquilpan; al poniente rancho Deguedó, terrenos de la cofradía de Jilotepec y los pueblos de San Juan Acaxuchitlán y Santiago Oxthoc.
Historia:
“Juan Antonio de Urrutia y de Arana quien había llegado a México procedente de España en 1687 heredó de su tío Juan de Urrutia y de Inoriza el título de nobleza que éste había comprado del marqués de la Villa de Villar del Águila. A él se debe la creación de La Goleta y la construcción de su acueducto y la presa que lleva el mismo nombre.
En virtud de que no hubo descendientes de su matrimonio, designó beneficiario de sus bienes a su sobrino Juan Antonio Fernández de Jáuregui y Aldama, (1743-1812), quien se convirtió en el marqués, y a él le tocó enfrentarse en un litigio judicial con caciques de Jilotepec por linderos y superficies de tierras de Soyaniquilpan.


Le sucedió su hijo Juan María Fernández de Jáuregui (1812-1828) como IV marqués de la villa del Villar del Águila. A partir de aquí el traspaso de los bienes que se iban recibiendo por herencia, dejó de estar en poder de españoles porque debido a la situación económica del IV marqués, la hacienda de La Goleta fue adquirida por Mariano Reyes de Jilotepec (1828-1835) y al morir éste la dejó como herencia a su hija Mariana Reyes Ortiz, nacida en Jilotepec (1835-1882) quien se casó con el español Ignacio Berna, y de este matrimonio nacieron 5 hijos y 4 hijas que vivieron y administraron el inmueble (1882-1886).

 
De 1886-1897 pasó a poder de Antonio Escandón Estrada, español, Al morir este) se creó la Sociedad Antonio Escandón Sucesores, S. en N.C. integrada por sus hijos: Agustín, Ignacio y José G Escandón Pliego. La sociedad administra la hacienda que  y finalmente quedan en poder del último.

Al morir Escandón Pliego, la propiedad pasó a manos de una sociedad constituida por 20 socios, cada uno dueño de una acción que más tarde fueron ofreciendo en venta para quedar finalmente como los actuales propietarios, dueños de las acciones, diversas familias que han convertido lo poco habitable que queda en una vecindad.
Frente a esta hacienda pasaba lo que fue el camino real de tierra adentro, en su ramal de San Antonio Tula a San Miguel de la Vitoria (antes San Miguelito o San Miguel Mandó) y de ahí a Calpulalpan, Méx, para continuar por Arroyo Zarco.
De lo que fue una floreciente y magnifica hacienda, solo quedan ruinas.”