lunes, 15 de agosto de 2011

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA…


LOS HECHOS:
A cada día se da cuenta en periódicos, en la TV o en la radio, que el sicario capturado o baleado, que los cuerpos de los ejecutados, correspondían a jóvenes de entre 14 y 35 años de edad.
Últimamente se nos informa de ejecuciones múltiples y parece que nos estamos acostumbrando a estos hechos de violencia, pues ya ha dejado de asombrarnos.
Se culpa a la escuela de que la educación en el País esté en rezago, porque, se dice, los maestros no están bien preparados, o porque no saben enseñar, o que no exigen lo suficiente, o porque exigen demasiado…
EL JUICIO
Reformas educativas van y reformas educativas viene y parece que no alcanzamos a ver la luz al final del túnel. Las razones, pienso son múltiples:
1.          ¿Será que el Estado no ha sabido crear un sistema educativo acorde a nuestras circunstancias de País y es mucho más fácil implantar modelos educativos que tuvieron éxito en otra nación? Y ahora es más fácil culpar a los maestros y las escuelas cuando esto es apenas la punta de iceberg; el maestro es un empleado y como tal hace lo que el Estado le ordena. Acaso no será que estamos pagando las consecuencias de errores pasados: se eliminó durante muchos años el Civismo de la tira de materias, por fortuna las autoridades han retomado el camino y ya se incorporó en la reforma educativa de la Educación Secundaria. Y qué decir de la Ética, apenas se da un curso de un semestre en la Preparatoria de bachillerato general.

2.            ¿Dónde ha quedado la responsabilidad de los padres? ¿Cómo han educado o están educando a hijos?
Bien se dice que la educación se mama, es decir, se recibe en la familia, ¿Qué valores inculcas como padre a tus hijos? Acaso no, guiados por la comodidad hay que llamarlos varias veces y casi rogarles que desayunen antes de llevarlos a la escuela. En el afán de que “no sufran lo que yo sufrí” el padre de hoy los lleva y no tienen que tomar el camión o caminar larguísimas distancias para llegar a ella, y le da su dinero para que gasten.
Las nuevas generaciones no se ocupan de que su ropa ni de apoyar en el trabajo del hogar. Se cierran automáticamente a quien les hable de moral, honor, buenas costumbres, o de religión. Lo consideran aburrido o anticuado. Ya saben todo y, lo que no ¡Lo consultan en internet! Los acostumbramos a darles todo incluso su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por ella, y todavía se quejan, diciendo...eso no me alcanza. No les exigimos a cambio buenas calificaciones o algún trabajo para que aprendan el valor del trabajo por el trabajo mismo. Les otorgamos con facilidad el permiso para la fiesta, o para “hacer una tarea en equipo”, o para llegar tarde, y hasta el coche les prestamos; o muchas veces ni lo piden y el padre ni cuenta se da de que el hijo llegó tarde a casa (mejor dicho temprano: a las 5 la mañana, si es que llegó). Y qué decir de averiguar en la escuela su comportamiento, ¡cómo voy a ir a perder el tiempo, estoy muy ocupado trabajando para mis hijos”!; pero si el profe que tiene que lidiar con 50 o más estudiantes, cuando el padre a penas puede controlar a dos, si en algún momento lo sacaron de quicio y al jovencito le dijo “tonto” o algo similar, entonces si se apersona el padre para recriminar al profe por no estar bien preparado porque con esas expresiones puede traumar a su nene.
Como padre, ¿sabes quienes son los amigos de tus hijos? ¿Les has enseñado a trabajar o estas a la espera de que embarace a su chica y no perder un hijo, sino ganar una hija y tener que mantener a los dos, pagarle sus deudas, los partos, sus servicios… es que ya terminó su carrera pero no encuentra trabajo, nos justificamos.
Y después de todo esto, nos asombramos, porque los sicarios sean unos jovencitos y/o porque cobran cuotas sin trabajar por ellas, cuando esa es la educación que ha recibido esta generación. No en balde se dice somos la última generación regañada por los padres pero la primera regañada (o quizás golpeada) por los hijos.
3.    Y los medios de comunicación ¿No contribuyen?
¿Sabes cuánto tiempo se pasa tu hijo ante el televisor? ¿Qué programas ve? Se levantan irritados porque se acuestan muy tarde, viendo televisión jugando playstation, hablando o enviando mensajes por celular o chateando por la Internet. Tienen los juegos y equipos digitales, la computadora, más modernos del mercado; pero de esto “nada les costó”. Y si se descomponen, -“para eso está papi, no faltaba más, que pague la reparación, a la brevedad y sin chistar, que al fin y al cabo yo no le pedí nacer”.
LA OPINIÓN:
Que cada quien haga, y haga bien lo que la corresponda:
Que el gobierno mejore y si es necesario, cambie su estrategia: la violencia solo engendra violencia. Que todos los niveles de autoridad combatan el crimen con inteligencia, con educación y con aplicación de la ley, no con más violencia. Sé que es un sueño, pero de sueños se vive. Que quienes están en el poder, cuando menos finjan que son honestos. Que le apueste a la creación de empleos (no solo al discurso) y no a la subida y creación de impuestos, que la falta de lo primero y exceso de lo segundo solamente están causando desánimo, frustración y malestar social.
No dejarles toda la responsabilidad de la educación a los maestros; pero que estos hagan con honestidad su trabajo.
Que los padres no eduquen a los hijos en la cultura del desperdicio, para ello ser un poco más exigentes en la economía del hogar: agua, comida, luz, ropa, dinero, auto, viajes… Hacerles el hábito de saber ganarse el dinero con honestidad, la comida, la ropa, el costo de la estancia en la casa. Hacerles saber lo que cuestan los servicios con los que se cuenta en casa invitándolos a valorar lo que se les da. Educarlos en la cultura de la correspondencia y el agradecimiento, de que paguen simbólicamente, por todo lo que gratuitamente reciben. Recuerda como te educaron a ti y sabrás encontrar las estrategias más idóneas. Hacerles entender que asistir a la escuela, es un compromiso con la vida, y que aunque tener una profesión nos permite tener más, también es para ser mejor persona. Cuidar lo que ven y ves con ellos en la televisión, eligiendo los programas que dejen algún mensaje y no violencia o el tradicional argumento telenovelero de los buenos contra los malos, la vida fácil y llena de argucias. Platicar con ellos en confianza y sin ofenderlos.
En nuestras manos está cambiar las circunstancias actuales de nuestro México. La educación de los jóvenes es un compromiso compartido por toda la sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario