martes, 11 de septiembre de 2018

Conociendo Jilotepec por sus monumentos.

El municipio de Jilotepec es un lugar con historia. en su suelo se asentaron otomíes, toltecas, aztecas. Por su territorio cruzó el Camino de Tierra Adentro. En la colonia recibió a misioneros y encomenderos; fue plataforma de conquista hacia el norte del País. Es cuna de grandes hombres cuyo pensamiento influyó en las gestas nacionales. Sin embargo, no se guarda memoria de sus acontecimientos a través de sus monumentos.

Como un árbol sin raíces cuando es sacudido por el aire puede caer con facilidad, así también un pueblo que desconoce su historia es un pueblo sin raíces que paulatinamente pierde su identidad.

Apenas si se contemplan algunos monumentos en la plaza central, siendo el de mayor vistosidad el obelisco conmemorativo al centenario de la Independencia. Su base es un cubo adornado con vegetales. En cada uno de sus costados una fecha de trascendencia histórica para el País. Así están:

16 de septiembre de 1810, fecha de inicio de la lucha por la Independencia. En la parte superior la letra H, refiriéndose al Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo.

27 de septiembre de 1821, fecha de consumación de la independencia. En la parte superior la letra I, que hace suponer se acompañaba con el busto de Iturbide.

5 de mayo de 1862, fecha de la batalla de Pueblo. En la parte superior la letra Z, haciendo alución al General Ignacio Zaragoza.

5 de febrero de 1857, fecha de juramento de la constitución. En la parte superior la letra J, en alusión al Presidente Don Benito Juárez García, de quien aún se conserva el busto.

Se percibe por las peanas, que en cada costado se encontraba el busto del héroe señalado por su letra inicial.

Se aprecia la base donde alguna vez existió la placa conmemorativa.








En la misma plaza es orgullo la fuente coronada con la alegoría de la profecía mexica. Pero parece que lo más importante no es el monumento, sino el gobernante en turno y el constructor.


En dicha plaza, se aprecian algunos bustos, se identifica el de Don Andrés Molina Enriquez, eminente agrarista. Los demás carecen de alguna placa que identifique el qué y el por qué del mismo.



 Por la entrada y un costado,de la Unidad Campesina "José Martínez Martínez", se aprecia un busto al guerrillero revolucionario Emiliano Zapata Salazar.


En la vialidad Jilotepec - Soyaniquilpan se mira majestuosa la monumental asta bandera. Se acompaña de una placa conmemorativa que no resalta el valor cívico del culto a la Bandera, sino que se citan a quienes integraban en el momento el Ayuntamiento


A un costado del libramiento, como entrada principal a la unidad deportiva, podemos admirar este arco, aunque con algún error arquitectónico.

Por la entrada norte, se levanta el monumento que identifica a Jilotepec como ciudad del bicentenario.


En el cruce de las calles Miguel Alemán y Mariano Escobedo, frente al DIF municipal se puede apreciar el monumento a la familia en piedra basáltica.



La entrada al salón de convenciones e adorna con columnas rematadas con motivos del toponimico de Jilotepec.



Un monumento más es el que señala los límites entre los Estados de México e Hidalgo, por la carretera Jilotepec-Corrales. Es un pequeño hemiciclo custodiado por dos columnas. Carece de inscripción alguna, y a mi parecer, algo le falta, pues tiene una peana vacía.



También los particulares han realizado su aportación. En la plaza "Jubilo" de entrada al Banorte y Super Don Nico, se encuentra una alegoría a la madre titulada "Júbilo" que da nombre a la plaza; pero carece de alguna placa que indique la razón y nombre del monumento.


domingo, 25 de febrero de 2018

EL TRISTEMENTE CÉLEBRE LINDORO CAJIGA..


La historia la escriben los vencedores y a estos se les llama héroes, en tanto que sus antagonistas se convierten en los villanos; sin embargo, debiéramos comprender que no existen los unos ni los otros, sino solamente hombres con aciertos y con errores que actúan de acuerdo a las circunstancias de su contexto, coexistiendo en una relación dialéctica que causa los cambios sociales.

En nuestro país, durante el gobierno de Benito Juárez, que representa la formación de la República, se dio la lucha fratricida entre liberales contra conservadores. A consecuencia de la “Batalla de Calpulalpan” ocurrida en territorio de los hoy municipios de Soyaniquilpan y Jilotepec, en el Estado de México, los liberales resultaron vencedores; pero surge la pregunta: ¿y su hubieran ganado los conservadores?
Uno de esos conservadores fue el tristemente célebre LIndoro Cajiga.


Español, originario de Santander. Después de su llegada a México se emplea como administrador en diversas haciendas. No se conoce en qué momento deja el trabajo honrado y se convierte en el bandido cruel y desalmado, azote de los hacendados y asaltante feroz de los viajeros en los convulsionados años de la Reforma, fue jefe de una gavilla de saltadores bien organizada cuyo centro de operaciones estaba en las cercanías de Arroyo Zarco, Estado de México, donde aterrorizaba a la población cada vez que volvía atropelladamente para celebrar sus violentas hazañas (Molina, Sandra. 2014).

Partidario de los conservadores por lo que Leonardo Márquez le encomienda hacer prisionero a Don Melchor Ocampo.

“El jueves de corpus, 30 de mayo de 1861 se presentó en casa de Melchor Ocampo en su hacienda de Pomoca (anagrama de Ocampo); pregunta por Ocampo y cuando éste aparece, le presenta un papel firmado por Leonardo Márquez en el que le ordena se presente a su cuartel. Ocampo lo invita a comer a él u su gente; pero Lindoro rechaza la invitación. Lo hace prisionero, llevándolo en un mal rocín rumbo a Pateo y de ahí a Paquisihuato en donde desmontaron una media hora continuando el camino rumbo a Maravatío; ahí llegaron a las seis de la tarde parando en el mesón Santa Teresa.

“El viernes salieron con el prisionero a las 6 de la mañana y pernoctaron en Toxhic, pasando por Tepetongo. El sábado salieron nuevamente y llegaron a la Villa del Carbón (otras fuentes refiere que llegaron a la hacienda de Arroyo zarco, donde estaba el general Zuloaga, que seguía ostentándose como presidente. Con él se hallaba aquel terrible Leonardo Márquez. Y de ahí a Tepeji); el domingo 2 de junio, muy temprano arribaron a la población de Tepeji del Rio. Ahí lo ponen en el mesón de Las Palomas con centinelas de vista. Finalmente Ocampo es ejecutado el lunes 3 de junio en la hacienda de Caltengo. (Romero flores, 1959).

A la muerte de Ocampo, Benito Juárez declaró fuera de la Ley a Felix Zuloaga, Leonardo Márquez y Lindoro Cajiga, ofreciendo una recompensa de diez mil pesos a quien liberase a la sociedad de cualquiera de ello. Leandro Valle fue comisionado para encontrarlos y ejecutarlos.

Cajiga, con su gavilla de salteadores, continúa en su carrera delictiva dedicándose a robar y buscar problemas en las haciendas donde alguna vez había servido como administrador ya que conocía todos sus movimientos, riquezas y secretos. Al concluir cada uno de sus atracos, llegaba al poblado de Acambay, donde tenía su guarida, para festejar con borracheras y causando desmanes. En una de éstas, cuando intentaba colgar a un principal del lugar, a Jesús Serrano, "como respuesta a la búsqueda ordenada por el Presidente Juárez, entraba en la población un grupo de rurales comandados por los coroneles de caballería: Victoriano Espíndola, Francisco Barriga y el mayor Soria al que apodaban "El Zancarrón" por su extrema altura y quienes desde días anteriores le seguían la pista a Cajiga. Un niño corrió delante de los caballos de la brigada gritando ¡vienen los soldados!... Lindoro escuchó la alerta y presuroso corrió hacia el "arroyo de la muerta" dejando a Serrano con la soga al cuello. A la orden de "El Zancarrón" el grupo se dividió en dos, y una parte, seguida por la gente del pueblo quienes se sintieron apoyados por los soldados, y mientras la gente del coronel Barriga auxiliaron a Serrano, los soldados de Espíndola fueron en persecución de Cajiga y sus bandoleros. Llegaron al arroyo atrás de un mesón donde se hospedaba y sólo encontraron a una señora cuidando guajolotes, que al preguntarle por el paradero de los huidizos, la señora solamente se limitó a señalar el boquete donde se habían metido. Cajiga fue sacado a punta de bayoneta y agredido inmediatamente por la turba encolerizada que lo golpeó, apedreó y macheteó hasta matarlo, pasó un rato y después de rescatar el cadáver y quitar la bandera de España que Lindoro había colgado en la puerta del mesón, lo trasladaron al centro de la población donde cortaron su cabeza para mandarla hasta Arroyo Zarco y el cuerpo fue colgado en el mismo árbol y con la misma cuerda que Lindoro había colocado para Serrano, donde fue dejado por mucho tiempo. (Facebok. Acambay La Casa del Cronista).


En 1862 fue ejecutado en Acambay Lindoro Cajiga, captor de Don Melchor Ocampo. En el Jardín central de dicho lugar existe una placa alusiva a la ejecución; pero con un error: cita el acontecimiento en 1861.


En el libro "Manifiestos. el imperio y los imperiales", respecto a esta captura y ejecución dice:


“Lindoro Cajiga, José Alonzo y José María Ibarburen, españoles los tres, subordinados de Márquez..., hacían diversas correrías cerca de Arroyo Zarco, terreno conocido de Cajiga, porque lo había administrado, y frecuentes eran los pasos de éstos a la vista de la hacienda y de Espinóla, a quien tenían empeño de burlar. Llegó la ocasión de que el coronel se hiciera de un viejecito que tenía varios hijos, vecinos de la inmediata hacienda de San Juanico, víctimas de los expresados guerrilleros, y dando uno de éstos como guía al comandante Rafael Domenzain, jefe del noveno escuadrón, sorprendió el capitán José María Casillas a la clase de tropa que se encontraba dormida dentro de una troje cónica, haciéndola prisionera, y Domenzain sorprendió también en el cerro de la hacienda a siete españoles y otras tantas mujeres, sacándolos del interior de una cueva, donde también había dinero, alhajas, ropa y víveres; pero como no habían caído los cabecillas y era preciso buscarlos, porque allí se encontraban con sus compañeros, se mandó dispersar la tropa en su busca, hasta que fue sacado Alonzo del abra de una peña, donde había podido ocultarse. Este y todos los prisioneros fueron conducidos a Arroyo Zarco, y al ser enviado el primero para México, fue fusilado en San Francisco Calpulálpam[1], habiendo sido infructuosos los empeños que los señores Rosas y Terreros, vecinos pudientes de México, interponían en favor del prisionero cerca del señor general Doblado.
El 24 por la noche dispuso el coronel Espinóla nueva partida al mando del comandante don Francisco Barriga con el primer escuadrón y el mismo guía, logrando sorprender á Cajiga en San Miguel Acambay, al amanecer del 25. Teniéndose noticia que habitaba una casa de la plaza, el capitán de la primera compañía don Pablo Heredia y el sargento primero Juan Ramírez fueron en su persecución; mas sabiendo por una mujer que Lindoro se había fugado brincando a pie los cercados de la parte posterior de la casa, echaron a seguir la huella, y en efecto, el sargento lo alcanzó y condujo a la plaza, donde a la sazón que llegaban las fracciones restantes del asalto, se precipitaron sobre Cajiga y lo mataron.
Llegó por fin el comandante Barriga, se echó pie a tierra, con el cuchillo de monte que llevaba al cinto, se le separó al cadáver la cabeza del tronco, la hizo envolver en una zalea negra que servía de sudadero, hizo que la amarraran como maleta en los tientos de su silla, sobre el caballo que montaba, y al frente de su escuadrón regresó a Arroyo Zarco, a entregarla a su superior, el coronel Espinóla."

Al escuchar la versión de algunos descendientes de personas que presuntamente fueron ayudados económicamente por Cajiga, lo citan como una persona buena al estilo de “El Zorro” o “Chucho el Roto”, es decir, quitaba a los ricos para darlo a los pobres.

Quise escuchar la versión de los descendientes de Cajiga; pero no me aceptaron una entrevista. Seguiré insistiendo y tal vez algún día pueda ampliar este escrito.

[1] Se refiere a San Francisco Soyaniquilpan, que aquí denomina incorrectamente Calpulalpam.

Referencias.
Romero Flores Jesús. 1959. Don Melchor Ocampo. Eed. Botas. Segunda edición. Citado por Zambrano José Antonio.2016. Monografía de Tepeji del Río, pp 57-59.

Molina, Sandra. (2014)101 villanos de la historia de México. Grijalbo. En https://books.google.com.mx/books?


Facebook. Acambay La Casa del Cronista. https://es-la.facebook.com/garyserper/posts/1875263459375922

Márques, Leonardo. (1907). Manifiestos. El imperio y los imperiales. Rectificaciones de ángel Pola. México.