viernes, 10 de enero de 2014

EX HACIENDA DE TANDEJE.



Por la autopista México Querétaro en dirección Querétaro, a la altura del kilómetro 84+200 hay una salida por la cual se llega a lo que fue la ex hacienda de Tandeje, hoy en ruinas, otro tiempo muy productiva. Corresponde al municipio de San Francisco Soyaniquilpan, Estado de México. Me propongo hacer un relato de su historia, conjuntando datos tomados del libro de Iñigo Laviada, “Vida y muerte de un latifundio”, de Editorial Porrúa.
Licenciado Manuel Gerónimo Valenzuela
“En la época de la independencia, era propietario de la hacienda  el licenciado Manuel Gerónimo Valenzuela, mayordomo de la hacienda de la Goleta en el primer decenio del siglo. Valenzuela quebró y Tandeje fue adquirida por la fundación del hospital de San Adres de la ciudad de México, como inversión productiva para su sostenimiento”.

“El 23 de febrero de 1860, el hospital de San Adres, con licencia judicial, vendió a Francisco Iturbe Anciola, la hacienda de Tandeje que fue anexada a la hacienda de La Cañada, de la cual ya era dueño con anterioridad con otras haciendas y posteriormente adquirió otras más”.
Francisco Iturve se casó con Cipriana Villar y tuvo tres hijos: Francisco, Felipe y Manuel. Murió el 16 de julio de 1861, heredando a su esposa e hijos por partes iguales. Los cuatro herederos conservaron la administración unitaria de aquella opulenta herencia, durante once años. Tal comunidad terminó el 31 de diciembre de 1872”.

Felipe Iturbe Villar, dueño de 1872 a  1889
“Felipe Iturve Villar heredó las haciendas de Tandeje, la Cañada y la Llave y tuvo cuatro hijos: Felipe, Francisco, Elena y Teresa. De ellos, Francisco tuvo la más notoria fortuna en México, integrada por las haciendas la Llave, la Cañada y Tandeje, entre otras propiedades”.
“Al iniciarse el porfiriato, era propietario de la hacienda de Tandeje Felipe Iturbe Villar, residente en Paris y Niza, que visitaba poco su patria. Los administradores de su hacienda eran eficientes y actuaban como dueños. Criaban ganado, cultivaban la tierra, alquilaban parte de ella y otorgaban contratos para explotar los árboles haciendo carbón. Felipe casó en Francia con Elena Idaroff de origen eslavo y tuvo cuatro hijos”.

Francisco Iturbe I. De 1887 a 1907
“Felipe Iturve Villar murió en Niza el 23 de febrero de 1889. Las haciendas de Tandeje, Caltengo, La Cañada y El Ocote con sus ranchos respectivos, fueron heredadas por Francisco Iturve Idaroff. Solterón originario de Francia y residente en aquel país. Este tampoco visitaba con frecuencia la Republica Mexicana”.
“Desde tiempo atrás, el casco de Tandeje había sido arruinado en alguna de las guerras civiles y esta hacienda era manejada desde Caltengo y la Cañada. Su administrador enviaba las utilidades a Francisco”.


Francisco Sordo Pedregal, dueño en 1907
“Por su desvinculación con México, Ituve Idaroff decidió vender sus haciendas y otorgó poder para hacerlo a su administrador Miguel S. Malo. La venta se hizo a favor del señor Francisco sordo Pedregal, el 7 de agosto de 1907”.
“Francisco Sordo Pedregal, 26 días después vendió las mismas haciendas a otras personas”.


Antonio Escandón Márquez, dueño representado por José G Escandón P. 1907 a 1929
“La familia Escandón es propietaria de la Goleta, San Antonio Tula, San José del Marqués, Tandejé y Calpulapan en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX”.

“El dos de septiembre de 1907 José G. Escandón Pliego promovió la compra de la hacienda de Tandeje para su sobrino Antonio Escandón Marques, de 13 años de edad, representado por su madre Rosa Márquez de Escandón, la hacienda San Antonio Tandeje y su rancho el Quinte y el rancho de Nuestra Señora de la Soledad o el Ocote, con una superficie entre ambos de 2, 306 hectáreas y fracción. La operación fue de $70,000.00... La venta incluía la toma de agua abajo del puente de Atongo y el uso del agua y acueducto que la conduce de los manantiales de Shomitita o Togui”.


“Esta hacienda tenía una superficie de 2, 306 hectáreas cuando fue comprada. Pero al iniciarse la reforma agraria, el Diario Oficial de la Federación le atribuyó 5,097 hectáreas y lindaba: al norte con la Goleta, al oriente con San Antonio Tula y al sur con la Cañada, hacienda de la cual formaba parte anteriormente. Su casa principal y demás construcciones estaban ruinosas y abandonadas desde las guerras civiles del siglo XIX. Sus tierras son fértiles y en gran parte regadas. José Escandón administró esta hacienda... como anexa a San antimonio Tula”.


José Antonio Escandón Rubio: 1929-?
“Antes de morir Antonio R. Escandón Márquez el 30 de diciembre de 1929 donó Tandeje a su primo José Escandón Rubio. Valioso donativo pues las fértiles y planas tierras de Tandeje fueron las últimas en ser expropiadas para dotación de ejidos. Entre las afectaciones están las de 10 de diciembre de 1937 y la del 1° de marzo de 1938 para dotación ejidal a Soyaniquilpan”.


Actualmente son solo ruinas. Permanecen en pié muros de lo que fue la casa, algunos de los cuales forman parte de habitaciones de quienes ahí viven; pero en su mayoría se emplea como corrales, incluso lo que fuer la capilla. De esta aún la torre apunta al cielo pero sin su cruz.

En muy buenas condiciones está elgranero que es de uso comunitario y la era.

Esta hacienda tenía un molino impulsado por energía hidráulica, del cual solo quedan muros derruidos y las piedras, las fijas están completas; pero las giratorias se encuentran rotas.


El puente de Atongo se mira en perfectas condiciones, incluso se le ha dado mantenimiento, ¡lástima que con esto taparon el empedrado con plancha de concreto. Es un puente, además de fuerte, muy artístico. Se froma de tres arcos de medio punto y se adorna con una greca de cantera por ambos lados.

Este puente está construido en tres secciones: los extremso y el centro. Ambos extremos son más amplios que el centro de tal manera que miden aproximadamente nueve metros de ancho y de largo 25 metros en un extremo y 37 en el otro. El centro mide aproximadamente 7 metros de ancho por 30 de largo.


jueves, 2 de enero de 2014

EX HACIENDA DE SAN JOSÉ DEL MARQUÉS.



A poca distancia del pueblo de Santa María Amealco, Municipio de Chapantongo en el Estado de Hidalgo, se encuentra el casco de la ex hacienda de San José del Marqués, enclavado en un valle semiárido.


El camino está empedrado; durante el transcurso se aprecian las ruinas de un canal que conducía el agua desde el pozo “La Pila”, manantial del poblado de amealco, hasta la hacienda.


Fundamentándome en el Libro de Iñigo Laviada (1984): “Vida y muerte de un latifundio”, de editorial Porrúa, México, y en los relatos de don Porfirio Rivera Martínez y de su hijo Mario, me propongo realizar una breve reseña de la ex hacienda San José del Marqués.


Juan Antonio de Urrutia, dueño de la hacienda de 1693 a 1743.

 “A partir de 1693, el marqués de la Villa del Villar del Águila creó un latifundio integrado por tres grandes haciendas: La Goleta, San Antonio Tula y San José del Marqués... Se fraccionó, se reintegró de nuevo y acreció con la incorporación de las haciendas de Calpulalpan y Tandejé, colindantes”.

 “Juan de Urrutia y de Inoriza y su sobrino Juan Antonio de Urrutia y de Arana era miembros de una familia de hidalgos pobres y analfabetos –labriegos y pastores- en la aldea de Llanteono....” Llegaron a México, el primero en 1665 y el segundo en 1687”.

“Juan de Urrutia y de Inoriza se casó con María Gerónima López de Peralta Pujadas y Cervantes, rica heredera de (un) mayorazgo; pero para disfrutarlo el consorte, debería cambiarse de apellido, por lo que a partir de la boda se llamó Juan Gerónimo López de Peralta Urrutia, transformándose en poseedor de haciendas”.

“Ingresó a la orden militar de Santiago, compró al Marqués de Leganés el título de Marqués de Villa del Villar del Águila”.

“No tuvo descendencia por lo que a su merte en 1692, heredó sus bienes y el título de Marqués a su sobrino Juan Antonio de Urrutia y Arana, de los que tomó posesión hasta 1693”.

“Juan Antonio de Urrutia se casó el 9 de febrero de 1699 con María Josefa Paula Guerrero Dávila y Fernández del Corral, adolescente muy rica”.

“Después de su matrimonio, el segundo marqués compró la hacienda de San Antonio Tula en $10,209.00. Más tarde compró la hacienda de San José Amealco, hoy San José del Marqués en $12,000.00 e invirtió $25,000.00 en la construcción de la casa, la troje (fechada en 1707 por dentro y 1708 por fuera), la capilla, una presa para el riego, compra de ganado, más ranchos para agrandar la hacienda”.


Josefa Paula Guerrero de Urrutia, dueña de 1743 a ?

“A la muerte de Juan Antonio de Urrutia, su sobrino Juan Antonio Fernández de Jáuregui y Aldama heredó el mayorazgo de Urrutia y el título de Marqués de Villa del Villar de Águila. Doña María Josefa Paula Guerrero Dávila y Fernández del Corral, su viuda, las haciendas de San José del Marqués y San Antonio Tula”.


Mateo Cayetano Urrutia Guerrero.

“El matrimonio de Juan Antonio y Doña María Josefa Paula fundó una capellanía a favor de Mateo Cayetano y Urrutia y Guerrero (o Mateo Cayetano Guerrero), sacerdote e hijo adoptivo de estos. La capellanía era de $5,000.00 con garantía sobre la hacienda de San José Amealco (San José del Marqués)”

En el inicio del libro Iñigo Laviada cita a Agustín de Quintela como dueño desde algún momento del siglo XVIII a 1769; pero en el interior nada mensiona al respecto.


Pedro Romero de Terreros, dueño de 1769 a 1781.

“Pedro Romero de Terreros, llegado a México en 1732, se hizo rico por la herencia de su tío Juan Vázquez de Terreros, sus actividades mineras las haciendas que fundó: Santa María, San Miguel, San Francisco Javier y San Antonio, todas con el apelativo Regla”.

“Se casó con María Antonia de Terbuesto y Dávalos, condesa de Miravalle en 1756... El Rey Carlos III le otorgó el título de Conde de Santa María de Regla en 1768, y en 1776 a dos de sus hijo los títulos de marqués de San Francisco y de San Cristóbal”.

“El 11 de octubre de 1769 adquirió Pedro Romero de Terreros, conde de Regla, vecino de Pachuca, las haciendas de San José (del Marqués) y San Antonio (Tula). San José en $42,285.00. San Antonio en $97,376.00... Esta haciendas fueron de la familia Romero de Terreros durante 94 años.



Dolores Romero de Terreros, dueña de 1781 a 1830.

"Pedro Romero de Terreros murió el 27 de noviembre de 1781, y María Dolores Josefa Gertrudis (o simplemente Dolores), séptima hija del potentado, heredó entre otras, las haciendas de San José del Marqués y San Antonio Tula. Estas haciendas fueron tasadas en $87,424.00 más $1,611.00, en la documentación de la sucesión”.

"María Dolores se casó con Vicente de Herrera y Rivero, y al poco tiempo enviudó heredando sus bienes. Cinco años después se volvió a casar, ahora con Manuel de la Pedreguera Morales. Dolores, al morir su hermano Francisco Javier Romero de Terreros sin descendencia, recibió el título de marquesa de San Francisco, y con ello todos los bienes de su hermano. Dolores fue dueña de las haciendas durante 50 años".


Manuel de la Pedreguera: de 1830 a 1836.

"Del matrimonio de los marqueses de San Francisco, María dolores y Manuel de la Pedreguera, nacieron dos hijos: Isabel Dolores, que se hizo monja y Manuel José Carlos Juan Bautista (o simplemente Manuel), quien heredó las haciendas de su madre, a la vez que el título de marqués de San Francisco en 1835".

"La Marquesa y su hijo apenas conocieron sus haciendas, ya que no las visitaban".

"Manuel fue dueño de las haciendas durante 30 años. Murió en 22 de agosto de 1874 después de haber perdido gran parte de su fortuna".


Antonio Escandón Estrada: de 1863 a 1897.

"Antonio Escandón Estrada, español llegado a México, se dedicó al comercio de ganado, para lo cual rentaba ranchos en las haciendas del latifundio para engordarlo, hasta que se requiriera en el mercado de México. También fue prestamista, y con estas actividades acumuló gran riqueza. Luego se convirtió en latifundista al adquirir las haciendas de San Antonio Tula, La Goleta y san José del Marqués".

“El 6 de agosto de 1850, Manuel de la Pedreguera hipotecó las dos haciendas a favor de Antonio Escandón Estrada para garantizar el pago de $30,000.00... El 6 de agosto de 1860 hizo otra operación hipotecaria a favor de Escandón por $17,000.00. El 21 de enero de 1861 atrajo otra hipoteca, otra más el 11 de febrero del mismo año, por lo que el 29 de abril de 1863 Manuel de la Pedeguera vendió a Antonio Escandón Estrada las haciendas de San Antonio Tula y San José del Marqués, la primera en $41,000.00 y la segunda en $30,000.00 que se pagaron con el importe de la deuda del vendedor. Esta ejecución se llevó a cabo el 29 de abril de 1863".

"San José del Marqués lindaba: al norte con los ranchos Buena Vista y Monte alegre y la hacienda del Sauz, el puente de San Bartolo y la hacienda de El Camarón, rancherías El colorado y Ajuchitán; al oriente la hacienda de San Antonio; al noreste con La goleta y el pueblo de San Sebastián; al sur con La Goleta; al poniente con el pueblo de San Juanico y las rancherías Vista Hermosa, Maravillas y Palo Verde; al sur la hacienda de Saucillo; al oriente el rancho Villagrán; dentro de los linderos de la hacienda el pueblo de Amealco”.

Para la segunda mitad del siglo XIX, la familia Escandón ya era dueña de las haciendas de San Antonio Tula, San José del Marqués, La goleta, Tandejé y Calpulalpan.


Antonio Escandón sucesores: 1897-1900-1902.

"Antonio Escandón Estrada Se casó con Carmen Pliego y Pliego y procrearon ocho hijos: Concepción, Agustín, Ignacio, Vicente, José Gabriel (o José Guadalupe), Teresa, María y Refugio".

"El 22 de febrero de 1881 fundó en sociedad con sus cuatro hijos (Agustín, Ignacio, José Gabriel y Vicente Escandón Pliego) una compañía de ganancias, que fue disuelta en para crear la compañía “Antonio Escandón Sucesores S. en E. N. C. José Gabriel o José Guadalupe, (a) Don Pepe, se hizo cargo de la administración de la sociedad".

“Antonio Escandón Estrada dictó testamento el 10 de abril de 1882, designando como herederos a sus hijos María Concepción, José Agustín, José Vicente, José Ignacio, José Gabriel, María Teresa, María y Refugio. En este se designa como heredero de San José del Marqués a Ignacio Escandón Pliego. El testador murió el 20 de mayo de 1897”. Cada uno de los herederos  aportó sus bienes a la Sociedad. Antonio Escandón Sucesores S. en E. N. C."

"José G. Escandón Pliego, en representación de la sociedad compró el 6 de noviembre de 1900, el rancho Buena Vista para anexarlo a la hacienda San José del Marqués, de manera que esta lindaba con Huichapan".


José G. Escandón: de 1902 a 1937.

"José G. Escandón, en diciembre de 1901, disolvió la sociedad “Antonio Escandón Sucesores, S en N. C. por exigencias judiciales. Todos los bienes sociales pasan a ser suyos".


La reforma agraria y la hacienda.

"La revolución y la reforma agraria abatieron los negocios agrícolas y ganaderos de los Escandón. Sus cinco haciendas sufrieron afectaciones agrarias sucesivas hasta quedar reducidas a su mínima expresión; pero lo poco que quedó, años después fue expropiado para ampliaciones ejidales. José G Escandón agobiado por las afectaciones sufridas, vendió en 1927 a sus hijas La Goleta y San José del Marqués, pero siguió administrando y defendiendo estas haciendas". 

"La hacienda producía ganado en pie; carne de res, oveja, cabra y puerco; lana, caballos, mulas y asnos; maíz, trigo, frijol, cebadas, haba, arvejón; pulque y maguey; leña y carbón vegetal; leche y queso; cebolla y chiles; zaleas de borrego y píeles de res; piedra pómez, paja y sebo. Gran parte de las tierras se cultivaban a medias".


"Al igual que por san Antonio Tula pasaba el ferrocarril transpeninsular, en esta hacienda existía una estación llamada “El Marqués”, donde había una gran troje que almacenaba cebada.La trije fue destruida así como las vías del ferrocarril. Había diseminadas trojes (llamadas gavilleros) a lo  largo y anchos de la hacienda, mismos que fueron asaltadas y destruidos durante la bola".

En 1915, los campesinos de Amealco, a promoción del coronel villista Heriberto Pérez, invadieron pacíficamente terrenos de la hacienda.

Entre 1916 y 1930 las poblaciones que recibieron dotación de ejidos (las restituciones no procedieron) de terrenos de esta hacienda fueron: Amealco, Tlamuilolpan, San Sebastián de Juárez, Macuá, San Juan Acasuchitlán, San Bartolo Ozacalpan, Tlaunilopan (antes Santiago Loma), Vitejé, Pedregoso, Nopala, El Jaguey, El Capulín, Ajuchitlán, la Estación Escandón, Chapuñaco.

"El coronel Antonio Cadena compró a José G. Escandón Pliego 313 hectáreas y 89 áreas de San José del Marqués en 1925 para crear el fundo legal del pueblo de Maravillas. E 2 de mayo del mismo año, Escandón vendió dos pequeños terrenos de labor del rancho Madhó a vecinos de San Bartolo".

"El 4 de agosto de 1927, José G, Escandón Pliego vendió (realmente heredó) lo que restaba de la hacienda a su hija María de la Luz Escandón Rubio, pensando que esta operación detendría las afectaciones agracias, si embargo, estas continuaron".

"Simultáneamente con la muerte de sus haciendas, falleció José G. Escandón el 23 de febrero de 1937 habiendo heredado en vida a sus hijos".

"El presidente Manuel Ávila Camacho otorgó a María de la Luz Escandón rubio de R. Valenzuela, en 1943, un certificado de inafectabilidad respecto de 218 hectáreas y 6 áreas restantes de San José del Marqués".

"El 25 de marzo de 1943, María de la Luz  vendió a su cuñado Carlos de Cervantes, marido de Teresa Escandón Rubio lo que restaba de la hacienda".

"El 19 de mayo de 1945, Carlos Cervantes vendió a la señora María Vidal de Romero el casco de la hacienda con una superficie de 18 hectáreas y los derechos de agua de los manantiales de Amealco con reserva de dominio. La víspera de la entrega, el casco fue saqueado por campesinos. No quedaron muebles en la casa. Poco después de la compraventa, los ejidatarios de Amealco destruyeron la atarjea que conducía el agua del manantial de ese pueblo al casco de la hacienda".


Como se mira hoy.

De las cinco haciendas colindantes que formaban el latifundio, el casco de esta es el mejor conservado. "El casco de la hacienda es hoy un palacio solitario, enorme y señorial, en medio de un extenso paisaje deshabitado. Una fachada de cantera del siglo XIX, un portal de quince arcos, dos pisos en la mitad del frente, capilla y claustro interior del siglo XVII, seis sólidos ruedos taurinos de altos muros y un palco para los espectadores, un largo abrevadero para el ganado”.

El día que visité este casco, no encontré alma alguna cercana, todo estaba custodiado por candados y se escuhaba el ladrar de perros en el interior. Es mi esperanza algún dia conseguir el permiso para entrar y conocer el interior.