sábado, 19 de noviembre de 2016

LA BATALLA DE CALPULALPAN.


Liberales y conservadores fueron dos corrientes ideológicas partidarias dentro de la historia política de México de mediados del siglo XIX.

Cada una de ellas pugnaba por implementar sus ideas respecto a la forma en la cual el país debía de gobernarse. Los conservadores asumían que la dirección de México debía ser monárquica, los liberales pugnaban por una república federal.

Estas dos corrientes ideológicas provocaron conflictos armados y una división entre mexicanos que acarreó graves consecuencias, una de ellas fue la llamada Guerra de Reforma o de los tres años. Otro conflicto fue la segunda intervención francesa, que a diferencoa de la primera, también llamada guerra de los pasteles, se instauró un monarca europeo con la ayuda de conservadores mexicanos y el rechazo de los liberales, de éste enfrentamiento surge el llamado segundo imperio mexicano.

Guerra de Reforma o Guerra de los Tres Años


A la caída de Antonio López de Santa Anna, quien ocupó la presidencia de la República en 11 ocasiones, se autonombró dictador en 1853 con el título de Alteza Serenísmia y Dictador Vitalicio, el gobierno liberal comenzó a promulgar algunas leyes tendientes a reducir el poder e injerencia de la iglesia y los militares en los asuntos políticos de la nación, a estas leyes se les conocen como “leyes de Reforma”.


“El 5 de febrero de 1857 fue jurada la Constitución. A pesar de que sus disposiciones con respecto a las relaciones con la Iglesia eran moderadas, la omisión de la obligatoriedad de la religión católica y la abolición de los fueros provocaron que el papa Pío IX la condenara y que las autoridades eclesiásticas mexicanas se negaran a administrar los sacramentos a quienes la juraran. Esto provocó una gran conmoción entre la sociedad.

“Los conservadores, apoyados por la Iglesia, organizaron un movimiento armado que estalló en diciembre de 1857, al mando del general Félix Zuloaga, bajo el Plan de Tacubaya, que desconocía la Constitución de 1857. El Presidente de la República Ignacio Comonfort, quien a pesar de haber jurado la Constitución consideraba que era imposible gobernar con ella, decidió secundar el Plan en el entendido de que los conservadores seguirían reconociendo su investidura. Sin embargo, en enero de 1858, Zuloaga lo desconoció y asumió la Presidencia del país, sin sustento constitucional alguno.

“De acuerdo con la Constitución de 1857, ante la ausencia del presidente de la República, correspondía asumirla al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que en ese momento era el licenciado Benito Juárez García. Investido por la norma constitucional como presidente de la República, Juárez dejó la Ciudad de México para defender, desde y con el apoyo de los estados de la federación, el orden constitucional. Así dio comienzo la Guerra de Tres Años o Guerra de Reforma (1857-1860)”.[1]

La Guerra de Reforma o Guerra de los tres años fue un conflicto civil que tuvo lugar en México desde diciembre de 1857 a enero de 1861, enfrentando a liberales contra conservadores.

Las hostilidades entre conservadores y liberales recrudecía siendo favorecidos los conservadores por contar con el apoyo del ejército regular. Juárez se vio obligado a cambiar la Presidencia de ciudad en ciudad siendo su última locación el puerto de Veracruz desde donde promulgó las Leyes de Reforma.

Lo conservadores se aliaron con España para recibir apoyo militar a cambio de instaurar en México nuevamente la monarquía dirigida por un español. Por su parte, los liberales se aliaron con los Estados Unidos para recibir también apoyo militar a cambio de privilegios en el paso a México de mercancías y personas.

Batalla de Calpulalpan.


El 22 de diciembre de 1860 se libró en La Goleta, la mal llamada Batalla de Calpulalpan, una de la más importante en la historia de México, donde los liberales sometieron a los conservadores.

“En la segunda quincena de diciembre 1860 se reunieron poderosos ejércitos liberales en la hacienda de Arroyo Zarco para marchar sobre la ciudad de México: 1600 hombres comandados por los generales Jesús Gonzáles Ortega, Ignacio Zaragoza, Leandro Valle, José Justo Álvarez, Florencio Antillón, Nicolás de Régules, entre otros.




“Contra ellos, el 19 de diciembre salió de México el General Miguel Miramón, entonces presidente del país por los conservadores, con un ejército de 8,000 soldados. Miramón se acompañó de los generales: Leonardo Márquez, Francisco Vélez, Miguel Negrete, José María Cubos, Joaquín y Mariano Miramón.


“En total, “veinticuatro mil mexicanos conducidos a la fuerza para morir o matar hermanos sin conocimiento de causa, pues la leva era el método de reclutamiento en ambos bandos.

“El 14 de diciembre de 1860 tomó González Ortega el mando supremo de los ejércitos liberales, y por recomendación de Álvarez salieron el día 21 por la madrugada al puerto de Calpulalpan y bajar sus faldas.

Panorámica de San José Deguedó.

“Miramón, el día 21 concentró su ejército en Soyaniquilpan y partió por el camino de la Estancia del Sabino (por ésto también se le nombre “batalla del Sabino”) hacia san Miguel Mandó y Calpulalpan, y por el camino de La Goleta hacia Deguedó.

“Los liberales se apostaron en los cerros de: Las Cruces, Las Brujas, El Colorado, Los caballos, La Leña, La Campaña, que se encuentran entre San Miguel Mandó y Deguedó, desde donde dominaban la llanura que se extiende hasta los el cerros de San Agustín y Jilotepec por donde avanzaban las huestes de Miramón. (Laviada. 1984)

El 22 de diciembre de 1860, tuvo lugar la última batalla entre los ejércitos liberales y conservadores.



“Tras cruenta batalla, el ejército conservador se desmembró, unos vitoreaban a los liberales y otros huyeron. Los conservadores perdieron la batalla y toda esperanza de sobrevivencia de su sistema político. Los liberales ganaron el dominio sobre el territorio nacional, 4,000 prisioneros y los trenes de pertrechos de guerra del enemigo. El odio fratricida de la guerra civil abonó con cerca de mil cadáveres de mexicanos las tierras de la hacienda la Goleta y el Rancho de San José Deguedó. Miramón y sus generales lograron huir. (Laviada. 1984)
Casco de la hacienda de La Goleta.

Aún hoy es común que los lugareños, mientras trabajan la tierra para la siembra, encuentren algunos huesos que se presumen humanos, espadas, balas de cañón, bayonetas dagas, diversos vestigios de esta guerra entre mexicanos. También hasta hoy, subsiste en el Cerro de los caballos un monumento conmemorativo a este acontecimiento, pues de acuerdo a la tradición oral, la artillería liberal emplazada en éste cerro destruyó los furgones de parque de los conservadores en el llano del Salado.

Monuemto conmemorativa e inscripción en el mismo, en el cerro de los caballos, san José Deguedó. 
El 1° de enero de 1861, Benito Juárez entró vencedor a la Ciudad de México, había concluido la Guerra de reforma, aunque posteriormente, aliados con Francia, derrocaron temporalmente a Juárez e instauraron el Segundo Imperio Mexicano, gobernado por Maximiliano de Augsburgo.

Objetos hallados en el lugar de la batalla.
En párrafo anterior expresé que se le mal denominado “batalla de Calpulalpan”; es más correcto que se le nombre Batalla del Sabino o de Deguedó, o de san Miguel. Jesús Gonzalez Ortega, muy valeroso y talentoso pero “ignoraba la toponimia y no sabía distinguir entre un pueblo y una hacienda; en el parte de guerra en que avisó de la victoria que llenó de júbilo a millones de liberales y mexicanos, el vencedor cometió dos errores geográficos. Dijo que la batalla se libró en el pueblo de San Miguel Calpulalpan. Tal pueblo nunca existió…El pueblo de San Miguel Mandó al que erróneamente se refirió el General está a un kilómetro del campo de batalla y a ocho kilómetros el pueblo de Santa María Magdalena Calpulalpan… La mejor prueba es que San Miguel Mandó cambió su nombre por San Miguel de la Victoria que conserva hasta ahora.



Objetos hallados en el lugar de la batalla.
“Lo fechó en la hacienda de San Francisco. No existe ni existió hacienda en aquel rumbo. Sólo pudo referirse al pueblo de San Francisco Soyaniquilpan… La casona palaciega de don Martín Cervantes hizo creer al caudillo vencedor que aquel pueblo era una hacienda. (Laviada. 1984).

Objetos hallados en el lugar de la batalla.

Continuando con éstos errores, o mostrando poco conocimiento de lo acontecido, los gobiernos de los estados de Zacatecas y México, con motivo del 121 aniversario, en 1981, erigieron en Calpulalpan una estatua al General González Ortega; y peor aún, siendo el General un acérrimo, recalcitrante jacobino, dichos gobiernos levantaron el monumento en el atrio de la pequeña iglesia del lugar, siendo, aunque no muy frecuente, que algunos de los sencillos visitantes al templo confundan al héroe con algún santo.







NOTA: Las fotos de objetos hallados en el lugar de la batalla fueron proporcionadas por Uriel Arias.
La copia del mapa de la ubicación de los ejércitos fue proporcionada por Antonio Barberena.